martes, 16 de marzo de 2010

Diana y Acteón


Acteón era hijo del dios cazador Aristeo y de Autónoe.


Una vez de montería, Acteón quiso buscar un refugio para poder descansar y reposar. Vió un valle lleno de abetos donde se encontraba una cueva. Él se acercó sin saber que ese lugar era territorio de la diosa Diana.


Las ninfas, al ver al hombre, avisaron a la diosa y ésta al ver que habían invadido su territorio lo castigó conviertiéndolo en ciervo.


Los perros de Acteón, al verlo, se tiraron a él creyendo que era un ciervo y lo dejaron herido hasta que se murió. Mientras los amigos lo buscaban desesperadamente por el bosque.


Después del horrible fin de Acteón, sus perros echaron de menos a su amo. Lo buscaron por todas partes hasta que vieron una estatua de él bañada en bronce y le lamieron manos y pies como si verdaderamente hubiesen dado con su verdadero señor.

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